Es usual reconocer en quienes trabajan en el sector social problemas de sobrecarga, agotamiento o burnout, desmotivación, falta de límites entre el trabajo y otros ámbitos de la vida, problemas de comunicación en los equipos, falta de liderazgo y una desconexión con un genuino propósito de servicio.
Con todo, la oferta de fortalecimiento a las organizaciones sociales se ha enfocado tradicionalmente en el desarrollo de capacidades técnicas y de gestión. Hoy más que nunca estamos evidenciando la necesidad de poner el desarrollo humano en el centro del fortalecimiento del sector social para que así personas y organizaciones construyan relaciones de ayuda que empoderen a las poblaciones y comunidades para las que trabajan, basadas en la colaboración, el respeto y un propósito auténtico de servicio.
Trabajamos entonces para facilitar el desarrollo de una mayor conciencia emocional entre los ayudadores, la sanación de heridas psicoafectivas, la apropiación de herramientas de autoapoyo, la identificación y resolución de dinámicas que desvían a los equipos de su propósito y la resignificación del servicio para que la relación de ayuda surja de la autenticidad y la salud.